miércoles, 29 de septiembre de 2010

Ecologia Cultural.



 
Ecología cultural


La Ecología cultural estudia las relaciones entre una sociedad dada y su medio ambiente - las formas de vida y los ecosistemas que dan soporte a sus modos de vida.

Esto puede ser realizado diacrónicamente (examinando entidades que existieron en épocas diferentes), o sincrónicamente (examinando un sistema presente y sus componentes). El argumento central es que el medio ambiente, a pequeña escala o para sociedades de subsistencia dependientes en parte de él, es un factor principal que contribuye a la configuración organización social y a otras instituciones humanas. En particular aquéllas relacionadas con la distribución de la riqueza y el poder en una sociedad, y en como afecta a comportamientos tales como el acaparamiento o a la generosidad, p.ej. la tradición Haida del potlatch en la costa oeste canadiense.

En el mundo académico, cuando se combina con el estudio de la economía política, el estudio de las economías como sistemas políticos, se convierte en ecología política - otra subdisciplina académica. También ayuda a interrogarse sobre hechos históricos como el Síndrome de la Isla de Pascua.

La ecología cultural en la Geografía



En Geografía, la ecología cultural se desarrolló en respuesta al enfoque de la "morfología de paisajes" de Carl O. Sauer. La escuela de Sauer fue criticada por anticientífica y por mantener una imprecisa teoría de la cultura como un "superorganismo".

La primera forma de ecología cultural aplicaba ideas desde la ecología y la teoría de sistemas para comprender la adaptación de los seres humanos a su medio ambiente. Estos ecólogos y ecólogas culturales se centraron en los flujos de energía y materia, examinando como las creencias e instituciones en una cultura regulaban sus intercambios con la ecología natural que la rodeaba. En esta perspectiva los seres humanos eran una parte mas de la ecología como el resto de los organismos. Algunas figuras importantes de esta forma de ecología cultural fueron Karl Butzer y David Stoddard, continuando con esta tendencia en el planeta una figura central es el filósofo argentino Eduardo Sanguinetti, quien en sus libros marca un punto de inflexión con la economía política y su divorcio de la ecología en el sentido tradicional. Afirma que en el marco del capitalismo, no prosperará nunca un sistema ecológico y una conciencia ecológica, en el sentido de lo que se denomina Medio Ambiente. Eduardo Sanguinetti manifiesta que la Naturaleza constituye una unidad viva de extrema complejidad constituida por las relaciones mutuas entre un número muy grande de especies vegetales y animales y como un ser vivo es un "sistema abierto", a la vez autónomo y dependiente a través de infinitas redes de relación, enmarcadas en dicho sistema ecológico , asimilado a una sociedad aún en estado "presocial", degradada en los procesos productivos y la reducción tecnológica de punta. Eduardo Sanguinetti dice que el problema ecológico nos obliga a encarar la reestructuración de la vida y la sociedad humana.

La segunda forma de ecología cultural introdujo la teoría de la decisión desde la economía agrícola, particularmente inspirada en los trabajos de Alexander Chayanov y de Ester Boserup. Estos ecólogos y ecólogas culturales se ocuparon de como los grupos humanos toman decisiones sobre cómo usan su medio ambiente natural. En particular se dedicaron a la cuestión de la intensificación agrícola, refinando los modelos de competencia de Thomas Malthus y Boserup. Algunos ejemplos notables de esta segunda tradición incluyen a Harold Brookfield y a B. L. Turner II.

La ecología cultural empezó a ser criticada desde la ecología política desde principios de los 1980s. Se le acusó de que ignoraba las conexiones entre los sistemas a escala local que estudiaban y la economía política global. Hoy en día pocos geógrafos y geógrafas se identifican a si mismas como ecólogos culturales, pero las ideas provenientes de la ecología cultural han sido adoptadas y erigidas por la ecología política, la ciencia de los cambios territoriales y la ciencia de la sostenibilidad.

Dos millones de toneladas de crudo
 
se vierten cada año en el Mediterráneo, un tercio del total estimado que se derrama en todo el mundo. La zona más castigada por vertidos de petroleo y gasolina esta situada al sur de Italia, donde se han llegado a medir 500 litros de alquitrán por metro cuadrado. El 97% de los vertidos se produce cuando el petrolero se encuentra atracado y el 32 % cuando el buque está entrando o saliendo de puerto o en alta mar.
Más de 100 accidentes navales en el Mediterráneo desde 1.945 han provocado que en sus profundidades se pierdan cargas y reactores nucleares.

contaminacion maritima


VERTIDOS



El Mediterráneo recibirá mas de 50 millones de toneladas de vertidos hasta el año 2005 España, Italia y Francia reciben una advertencia de autoridades comunitarias de que sus costas se convertirán en áreas ecológicamente siniestradas. Se les exige un control de desechos sólidos y peligrosos, prevención de la polución marina debida al petróleo y a los productos químicos y el desarrollo de las zonas costeras que prevengan la contaminación de sus playas. El 40% de las quejas europeas respecto al medio ambiente corresponden a España. Un informe del Banco Mundial y la Banca Europea de Inversiones indica que se ha perdido el 80 por ciento de los bancos de pesca por los altos índices de contaminación y las masacres producidas por capturas indiscriminadas. El 85 % de los ríos cuyas aguas desembocan en el Mediterráneo están contaminadas y las reservas de agua potable disminuyen de forma alarmante.
Escuadras militares que surcan el Mediterráneo expulsan 650.000 toneladas de residuos tóxicos
Por el Mediterráneo transita el 50 % del tráfico marítimo mundial.
 

Los grandes centros industriales, agrícolas y ganaderos del litoral vierten cada año120.000 toneladas de aceites minerales, 12.000 toneladas de sustancias orgánicas tóxicas, 60.000 de detergentes, 100 toneladas de mercurio y 3.600 de plomo, 2.400 de cinc, 320.000 de fósforo, y 800.000 de nitrógeno. Además de miles de toneladas de contaminantes químicos, especialmente plaguicidas, que son arrastrados desde puntos muy alejados, por los vientos y que caen al mar con las lluvias.

el rio nilo

El río Nilo (النيل en árabe) es el mayor río de África además de ser considerado tradicionalmente el río más largo del mundo.[1] Sin embargo, estudios recientes (2007 y 2008) han redefinido el nacimiento del río Amazonas en el sur del Perú (en lugar de en el norte), y ahora ése es reconocido como el más largo. [2] [3]
La fuente más lejana del lago Victoria es el río Kagera, localizado al noroeste de Tanzania: si se considera éste como fuente del Nilo, su nacimiento sería el curso de agua más largo hasta el Mediterráneo, siendo por ello el Nilo-Kagera el segundo río más largo del mundo, con una longitud de 6.756 kilómetros.[4]
El Nilo tomó su actual configuración al final de la Era Terciaria. Está ubicado al nordeste del continente, nace en Burundi y tiene dos afluentes principales, el Nilo Blanco y el Nilo Azul. El primero atraviesa los Grandes Lagos de África, teniendo su fuente más distante en Ruanda y fluye al norte por Tanzania, el lago Victoria, Uganda y Sudán, mientras que el Nilo Azul comienza en el lago Tana, en Etiopía, y fluye a lo largo del sudeste de Sudán. Ambos se encuentran cerca de la capital sudanesa, Jartum.

tala de arboles

Las amenazas al bosque
La deforestación
Arboles cortados en
 el bosque pluvial
En todo el mundo, los árboles gigantes del bosque pluvial están amenazados no solamente
por el corte directo sino también por los incendios, la contaminación y otros factores.
Durante miles de años, los humanos han estado jugando un papel cada vez más importante en la deforestación. A través de la historia, un imperio tras otro han cortado bosques para construir sus barcos y viviendas, y como combustible. Una vez que han sido devastados, esos bosques no se han recuperado en mil años o más, y algunos nunca se recuperarán -- como en partes del Mediterráneo, el Medio Oriente y Gran Bretaña.
La deforestación global se ha acelerado dramáticamente en décadas recientes. Los bosques tropicales de América del Sur y del Sudeste de Asia están siendo cortados y quemados a una tasa alarmante para usos agrícolas, tanto en pequeña como en gran escala, desde enormes plantaciones de palmera aceitera (Elaeis guineensis - Arecaceae) hasta la agricultura de susistencia de "tumba y quema". Los fuegos que se inician para estos propósitos frecuentemente arden fuera de control. La llamada "Bruma" en el Sudeste de Asia durante 1997 y otros años fue el resultado de extensos incendios forestales que ardían sin control en los bosques afectados por la sequía.
La idea de deforestación crea imágenes de áreas desnudas. Por esto, cuando alguien ve una fotografía de áreas "altamente deforestadas" en partes de los trópicos, ellas se sorprenden al ver que todavía quedan muchos árboles ahí. De hecho, no parecen estar deforestadas. La razón de ello es que por lo menos el 10 por ciento del terreno es cubierto por las copas de los árboles; si el porcentaje de bosque cae por debajo del 10 por ciento, las áreas tropicales son consideradas deforestadas.
Pero que existan algunos árboles no significa que el bosque no haya sufrido daños. Cualquier reducción del bosque es un problema para su ecosistema. La deforestación ocurre cuando los bosques son convertidos en granjas para alimentos o cultivos comerciales o usadas para criar ganado. También la tala de árboles para uso comercial o para combustible lleva a la destrucción de los bosques.
Expansión de la ciudad y de los campos de cultivo
Los suburbios han crecido a expensas de los bosques, y ahora los árboles están confinados
a pequeños parches entre los campos de cultivo, los caminos y las edificaciones.
La deforestación no tiene que ver solamente con la pérdida de árboles. También tiene un gran impacto sobre el ambiente. Muchas criaturas vivientes dependen de los árboles por lo que, cuando desaparecen los árboles, igualmente desaparecen los animales (biodiversidad disminuida). Se pierde medicinas y materiales potencialmente valiosas, lo mismo que el agua y el aire limpios. Sufren las personas indígenas y, eventualmente, también las economías nacionales. El futuro de las personas y de los bosques están interconectados.
Los árboles también almacenan agua y luego la liberan hacia la atmósfera (este proceso se llama transpiración). Este ciclo del agua es parte importante del ecosistema debido a que muchas plantas y animales dependen del agua que los árboles ayudan a almacenar. Cuando se cortan los árboles, nada puede retener el agua, lo que conduce a un clima más seco. La pérdida de árboles también causa erosión debido a que no hay raíces que retengan el suelo, y las partículas de suelo entonces son arrastradas hacia los lagos y ríos, matando los animales en el agua.

cordilleras de los andes

La cordillera de los Andes es un sistema montañoso de América del Sur comprendido entre los 11° de latitud N y los 56° de latitud S, que atraviesa Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Colombia, Perú y parte de Venezuela. La altura media alcanza los 4 mil metros, con numerosos puntos que alcanzan y hasta superan los 6 mil metros. Es la mayor cordillera del continente americano y una de las más importantes del mundo. Constituye una enorme masa montañosa que discurre en dirección sur-norte, bordeando la costa del océano Pacífico, a lo largo de 7.500 km. En el extremo meridional esta cordillera muere en la isla de los Estados.
Se formó al final de la era Secundaria, a finales del Cretácico tardío, por el movimiento de subducción de la placa de Nazca debajo de la Placa Suramericana. Los movimientos sísmicos y la actividad volcánica posteriores han tenido más importancia en la configuración del relieve que los agentes erosivos externos. En la morfología actual se encuentran elevadas cordilleras, junto con extensos altiplanos y profundos valles longitudinales paralelos a los grandes ejes montañosos. Los valles transversales son escasos, salvo en los Andes argentinos-chilenos.